Automatización de taladros largos en Uchucchacua, el revolucionario salto que se cocina en Buenaventura

Automatización de taladros largos en Uchucchacua, el revolucionario salto que se cocina en Buenaventura

La pandemia del Covid-19 ha paralizado muchas industrias pero en otras es vista como un tren bala que acelera los cambios en sectores como el minero. Hace dos años llegó a Compañía de Minas Buenaventura Ignacio Agramunt para preparar la transición de las diversas unidades de la empresa hacia la automatización y la digitalización.

Buenaventura, que cotiza en la Bolsa de Valores de Nueva York, opera tres tajos abiertos y unas siete minas subterráneas, y lo que ha averiguado el equipo de Agramunt, su gerente de Innovación, es que en promedio la productividad en la compañía es de 12 horas por día. La finalidad ahora es aumentar incrementar ese número. “El Covid-19 ha creado el momento para acelerar el cambio”, dijo dijo Ignacio Agramunt en una conferencia virtual organizada por Prensa Grupo.

Estos cambios en Buenaventura no son una moda sino la vía determinada por las industrias para aumentar su competitividad y mantenerse en el mercado. Un primordial programa piloto de la empresa es automatizar los taladros largos en Uchucchacua, una mina de plata subterránea acantonada en la provincia de Oyón, en Lima.

Un taladro típico, describió el ejecutivo, perfora 180 metros por día, mientras que uno automatizado podría alcanzar los 315 metros y uno teleoperado, acaso los 360 metros. Sin embargo, la automatización, sostuvo Agramunt, no es posible sin el personal adecuado. Buenaventura también planea desarrollar capacitaciones en ese sentido para tener a mano el personal idóneo para la tarea.

Buenaventura además comenzó la instalación de fibra óptica principalmente en sus unidades subterráneas y planeaba culminar estos trabajos a mitad de año. El Covid-19 demorará la ejecución del plan pero este sigue en pie. Buenaventura apunta a convertirse en un hub de innovación minera. Actualmente, su operación menos digitalizada es Julcani, mientras que su planta Río Seco, la que más.

Según Agramunt, los costos son mayores en mina y no en planta, pero los avances de digitalización en Buenaventura han sido mayores en estas que en aquella. Con la instalación de fibra óptica en Uchucchacua, Tambomayo, El brocal e incluso en el proyecto Yumpag, la organización se prepara para luego dar el ansiado salto a la automatización y la teleoperatividad.

“Necesitamos primero de la conectividad con fibra óptica para obtener datos; sin datos no se hace nada”, dijo el ejecutivo. “Queremos lograr instalar un centro de control tanto en mina como en planta, y luego unificarlos; queremos usar equipos autónomos y luego teleoperarlos, estamos en una etapa de cierta conectividad de equipos y queremos pasar a tener datos en la nube”.

Fuente: Revista Energiminas